PRIMERA APROXIMACIÓN
A mis padres
Primera aproximación desde unas Observaciones Fundamentale
Entiendo la vida de una forma “crítica” y, de algún modo, la reflexión e incluso en ocasiones la denuncia, han sido formas con las que he aprendido a afrontar el presente, enfrentando así la realidad que nos ha tocado vivir: el drama y las tragedias que se dan en el mundo: principalmente, a causa de las Guerras, Desastres Naturales, el Hambre u otras Monstruosidades.
Pienso, que hablar de estas cosas, algunas terribles, que acontecen en nuestro mundo es, igualmente, un modo i ejercicio moral de denuncia hacia quienes las provocan e incitan, al tiempo que abrimos un canal al mundo a todos los olvidados, derrotados, enfermos y los desplazados que lo perdieron todo (i presentes o no), en definitiva: a los abandonados y huérfanos de nuestra tierra, de los que soy uno de ellos. Además, reflexionar en torno a estas u otras materias no precisas de grandes saberes previos (es decir→ basta del acto moverse en el mundo y mínima empatía para con los demás.
Luego son pocas las ocasiones, que dudo de la utilidad práctica de lo que pienso, más allá, claro está, de lo que supone para mí mismo. Ignoro, incluso si alguien lee algo de lo que escribo y publico; aun así, prefiero escribir a rumiar para mis adentros; dado que esos mismos pensamientos, expresados en palabras, se desahogan y ordenan así mismos hacia (o desde uno en lo de fuera i-de la idea moviéndose I-de aquello de uno la experiencia luego adentro ( en la cocina i de lo de casa igual rumiar) lo después afuera i de un texto) Pues, por encima de pretender mostrar nada o camino, está la intención de encontrar el mío Y Sería por completo un iluso si pretendiese, como hacen otros, con solo palabras ayudar, educar, instruir, dirigir o salvar a nadie. No hallareis pretensión alguna aquí de las palabras→ cuando no puedo ni salvarme de mí mismo Y en todo caso saber: no existen palabras o libros que ayuden por si mismas i solas a nadie, sino es ayudándose (él → de sí mismo) y de moverse hacia las cosas i personas o actos que le causan presión (desahogándose i ser uno de sí mismo luego de ellas / uno de lo (después i aquello / luego una experiencia i de sí mismo aquello) en otro lugar / es decir→ moviéndonos igual y cuando es necesario / o se nos precisa de la misma experiencia). Por tanto, la idea de estos textos no es otra que expresar y compartir de lo después experiencias locas i antes solo ideas: que luego del pensamiento de uno i moverse de ellas son (eso luego de lo que podemos hablar desde antes nuestras inquietudes luego experiencias.
Por lo Además: la humanidad ya está—y con ella el mundo entero y todos nosotros— (entiéndase → desde la propia naturaleza i los miedos que nos conducen irremediablemente a ello) como el fuego que devora todo a su paso ignorando en su esencia de un principio el propio fin. Sin embargo, en el tránsito de su condena, como Sísifo en la suya, el individuo, también puede encontrar momentos de reflexión, lucidez y a veces, incluso de alegría (y fiesta con los amigos).
Al Lector—. Realizar buena parte de lo aquí publicado me ha llevado cierto esfuerzo, a la vez, que una enorme satisfacción. Mas para concluirlo —si se puede considerar concluso— no quise buscar ideas o pensamientos que, de inmediato, me condujesen a un fondo; sino al modo en que dejándome alcanzar por este, lo fuese en algún momento, igual, por los otros. Solo así me liberé del enorme pesar que me causan las limitaciones, y el vacío o desconocimiento —en el que me reconozco— a decir del saber, que hallo como el universo: inmenso, cuando allá donde miro, buscando, veo infinito en todas direcciones. Siendo esta razón, última, para que el propósito de este ejercicio sea tan modesto; si bien, creo haber leído en alguna ocasión, que “son las cosas modestas, aquellas, que luego se tornan más difíciles de acometer”1 Pues: Cuando miro atrás en el tiempo, desde la distancia, y recuerdo aquellos maravillosos momentos hallados en lo ordinario de mi vida, igualmente, observo que no puedo ni he podido nunca, desvincular estos del dolor, la fatalidad y sufrimiento, resultante de la propia existencia.
(1) (Nativel Preciado).
Todo acontece por una causa—. Hace tiempo —corría el año 2003— comencé a escribir una serie de singulares textos: frágiles artificios de quien se encuentra —como diría Borges— extraviado entre la literatura, las ciencias y la metafísica”. En aquel libro, suponiendo que fuese un libro, trataba a modo de ensayo1, de una parte, temas específicos referidos a materias diversas, y de otra, pensamientos aislados que alternaban sobre temas aún más variados. Supongo, que pretendía de algún modo razonar. No obstante, ya entonces tenía presente de los ejercicios propuestos que muchos sino la mayoría carecerían de pleno sentido: tal que la contradicción primera habría de residir en el hecho mismo de escribirlos, sujetos a la parcialidad que resulta de un razonamiento limitado, y sobrepasado, por una complejidad que empequeñece cualquier recurso relativo al propio discurso (S. Pániker). Esa certeza —esa agónica imposibilidad— motivó que aquellos textos quedasen relegados al fondo de un cajón, no publicándose, o al menos, en el modo deseado. Si bien, y a resultas de aquel penoso extravió hacia vagas lontananzas hube de verme, en algún momento, acometido por el impulso ya no de roer unos problemas —intentando darles sentido— sino más a observarlos detenidamente, prestándoles mayor atención; valorando así diferentes puntos de vista—algunos pretéritos— para, de ese modo, volver luego a redescubrirlos. Sería pasado el tiempo, hacia finales de 2009, cuando partiendo ya de otro enfoque —ese que sólo se encuentra cuando todo a nuestro alrededor se está desmoronando, despertando en nuestro interior ese “temple de ánimo que coloca al hombre ante la nada misma” ―Heidegger— que retomase, no solo aquellas primeras cuestiones sino otras, que entiendo, a mi modo de ver, son más trascendentales.
Mas luego comprender, las razones que me movieron a recorrer un paisaje diferente* al común, que otros transitan, no se podrá concebir sin atender, de un lado, esa fatiga angustiosa que empuja al hombre a penetrar en uno mismo y, de otro, el enorme placer que en el errante caminar del pensamiento —escudriñando nuevas posibilidades— me ha causado y me sigue causando transitarlo. Igualmente, el modo como he pretendido hilvanar en relación a diversas materias y sensibilidades —que bien podrán hallase desordenadas en este cuaderno, tanto o más que dispersas en nuestro tiempo3— no es la expresión metódica y estricta, de una manera de pensar: tampoco de sentir. Es sencillamente —y sin querer, por el momento, ahondar en la precisa y sobria reflexión— la “representación” de una manera de pensar y de sentir, que podrá observarse resuelta, en atrevidas formas que se prestan a todo tipo de elucubraciones ingeniosas: un «tanteo», donde traslado al lector por un particular derrotero —cuanto menos singular— por el que no se acometen juicios pretendidamente certeros, adecuados o convenientes a la razón; exigiendo, en todo momento, la adhesión de quien pudiere leerlos. Ninguna metafísica interviene aquí, a excepción, de aquel espantoso momento, en que uno mismo, en el ejercicio se adivine inmerso, “apelando al misterio de la realidad, del interrogante y del mundo, como punto de partida para formular una respuesta a su problema personal. (b). Pronto se advertirá, que lejos de reclamar condescendencia, la esencia de lo escrito asienta —por encima de ninguna filosofía o ciencia— en el placer mismo de escribir. Placer este que habría de ir objetivando, al avanzar, reflexionando y “componiendo” más sobre arquitectura, muchas veces de la propia experiencia, y las sensaciones halladas en esta: buscándole una voz, en lugar de afanarme hacia un “utilitarismo” escrupuloso y creciente, llevado a modo de recetario, que bien podemos hoy observar en tantas librerías y supermercados. Sin embargo, al obrar de este modo no he pretendido abandonarme a una puerilidad más o menos dicharachera, a un pensar sin objeto que todos, en mayor o menor medida hemos conocido. De tal modo, que el esfuerzo de este cuaderno expondrá un particular modo de desenvolverse en sí mismo: en sus propias formas —formas que no allanan precisamente el camino— pero que, de otro lado, no se opondrán jamás a un fondo. Éste, por cierto, siempre difícil de integrar logrando esa necesaria tensión que, si no concurrirá en todo momento práctica, cuanto menos resultará interesante, pudiendo gustar en mayor o menor medida al lector —dependiendo de ese cierto grado de parentesco, llamémoslo “intelectual”—, al haberse considerado para ello unas sencillas reglas, representadas: en el interés, la observación y el respeto a la ciencia, la filosofía y el arte; aunque, reconociéndome lejos de los rigores de la primera; próximo a las formas de la segunda; y sobrepasado por la imaginación y extravagancia del tercero. Sin embargo, «toda observación es relativa al punto de vista »6 afectando al fenómeno que se observa7. De tal manera, cabría esperar que esta, así como cualesquiera otras lecturas sean relativas: estén afectadas, por el punto de vista, las ideas, la educación o el estado de ánimo del lector que, de algún modo condicionará “siempre” lo leído, afectando causal o intencionadamente al sentido que, verdaderamente, se representa. Es por ello, y no por otra razón, que me gustaría invitarles a que considerasen la posibilidad de sufrir estas páginas, más como quien lee para sorprenderse —dejándose extrañar— antes que para juzgar lo expuesto. Y para ello apelaré al buen sentido del ya en tiempo nos refirió Descartes (1556–1650) como «la cosa que mejor repartida está en el mundo, pues todos juzgan que poseen tan buena provisión de él, que incluso los más difíciles de contentar en otras materias, no suelen apetecer más del que ya tienen. —Discurso del Método. 1637—». Y “Debido a aquel atrevimiento primero ―aproximándome a ciertas formas de asociación y representación desdeñadas― que deviene, ahora, este otro mayor”.
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1 del Ensayo francés, entendido como tanteo, u ocurrencia; y que entendido así se presta a todo tipo de brillanteces ingeniosas.
2 la filosofía como intento de localizar la experiencia de una época ha dejado de ser una tarea con sentido. Los filósofos son incapaces no ya de modelar sino incluso de expresar su propia época. (S. Pániker: Aproximación al origen, 2001)
3 Lo que ocurre es que la filosofía es hoy esencialmente marginal, y surge cuando los especialistas (biólogos, matemáticos, físicos, cosmólogos etc.) encuentran obstáculos en la frontera de su propia especialidad, y plantean, interrogantes transdisciplinarios (S. Pániker) (Aproximación al origen —Ed. Kairós- 2001)
4 Camus
6 (Einstein),
7(Heisenberg).
9 aproximación al origen (S. Pániker —de la filosofía2)
(b). Del prólogo de P. Laín (Las máscaras de lo trágico: Filosofía y tragedia en Miguel de Unamuno) de Pedro Cerezo Galán.
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