Acerca de una sociedad profundamente enferma—. "La indignación es con frecuencia el mayor autoengaño a las emociones" (David Denby: The New yorker) Y Estar adaptado, educado y considerado en una sociedad profundamente enferma con toda su miseria brutalidad i conflictos —formando parte ella— es, igualmente estar enfermo (Krishnamurti) y, por tanto, predispuesto a su aviesa moral→ abandonándose completa y activamente a ella / sometidos a sus políticas unos y a sus engaños los otros. En todo caso habrá de resumirse en servir de un modo u otro al mismo sistema que los proyecta de una manera u otra (arriba o abajo / en el medio) al consumismo la dilapidación y la codicia / o lo que es igual i de muchas maneras→ ardiendo en la condenación de la servidumbre todos: esclavizados y lentamente consumidos por (eso de ellos mismos consentido ( al permitir que imbéciles puedan votar voten a imbéciles (luego manipulados) burócratas, banqueros, políticos, jueces, agencias gubernamentales, calificadoras de crédito y por todo aquello que en sí mismo los consienten pues se arrastran y prestan siempre —facultados ellos mismos antes en la propia mentira primero y el engaño después a los demás— a alimentar la falacia que perpetua la angustia de una infamia (que se paga con vidas). Crisis luego dicen algunos ( i lo mismo en la conciencia→ Krishnamurti afirmaba) pero como puede haber crisis en la conciencia de aquel que no se reconoce esclavo i marioneta proyectado de la conciencia i voluntad de otro creyendo-se de su actos la propia voluntad) / hablaremos pues de crisis cuando (de la propia renuncia renazcan i reconozcan-se a aquellos → unos que (de su propia voluntad advierten el propio destino i de un camino ya no pudiendo entonces aceptar las normas de todos antes aceptadas; y que son aquellas mismas normas que en el pasado han dado contingencia a una sociedad cada vez más adormecida / normas que hoy reconozco obsoletas / Luego de reconocer de la existencia i la propia vida una verdad que no lo es de los demás entendida (la falacia i solo mentiras de una voluntad de poder) de la que ya se advertía → pues "Nadie está más esclavizado, que aquel, que erróneamente creé (de lo que otros le dicen o promueven) ser libre"— Johan Wolfgang Goethe.
“Una falacia dentro de otra falacia puede pretender i pretende una verdad. Mas luego, imponer esa verdad e intereses de unos a otros (del modo i por los medios i las fuerzas vivas que sean → desde una voluntad perversa de poder de un hombre sobre otro hombre i su familia) es una infamia”.
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