Hablan unos hombres de clasificar la naturaleza ¡Dejémosles que hablen y digan… si al menos fueran humildes y sinceros: pues yo también clasificó: entre flores hermosas y otras bonitas. Pero acaso esos mismos hombres ¿no hicieron ellos antes una ley que ahora no respetan?, ¿acaso no son insolentes con todo lo natural, la verdad y lo divino? Acaso, ¿No es y eterno aquello que tiene alma?, ¿no es mejor Algo, una cosa, que Nada? Por qué entonces tanta soberbia e insolencia. Se enorgullecen por todo lo que (dicen) pero no son, y otros, por lo que conocen pero ignoran: que los rayos del Sol son más nobles y divinos en los frondosos bosques, y que el rocío, al amanecer el alma refresca. ¿Pueden hacer ellos algo que se le parezca? Pueden matar, pero no pueden dar vida. Se preocupan, traman y maquinan, pero no pueden entender, lo que no quiere ser resuelto de aquello que de cerca los mira, mientras las estrellas observan siempre por encima. Paciente, es la naturaleza que los sufre y tolera todos los días; pero ninguno de ellos podrá interrumpir el verano y tras de él llegue el otoño, y menos aún al fin del invierno, nos abrace después, la primavera. Pues, y pese a ellos, y pese a todo, y pese a todos ¡la Nada sigue siendo Nada, y la luz… la luz es luz aún más poderosa, y divina (ella).
Jorge Maqueda Merchán - Jordi Maqueda
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