Se trata la ermita más destacada de la localidad, donde se encuentra la imagen mariana de más devoción por todos los piporros: patrona de Aceuchal y protectora de sus devotos. En mi caso no soy de aquellos que visitan los templos a pedir refuerzos espirituales; sin embargo, poco antes de partir a Marruecos iniciando una nueva etapa entre montañas (volcanes en este caso) alejado de mi hogar, me dirigí (llevado por mis piernas) una mañana, a solas, a exponerle mis planes; bueno, ya saben: uno quiere volver a cas con su madre: con los suyos, y la tradición popular narra que los quintos, al marcharse al servicio cantaban eso de: ¡Virgen de la Soledad, cuántos paseos me debes, quién volviera a pisar la sombra de tus paredes! y, quizá ella me guarde, como lo hizo con varios niños perdidos a los que amparó “una señora con un manto negro” durante la noche o el del Alto del Espino.
La imagen de la madre sale en procesión el 8 de septiembre, día de la Natividad, fecha en la que los piporros celebran también a la Virgen de la Soledad, por lo que ambas son consideradas patronas del pueblo. Se procesiona a la Virgen de la Natividad por ser una representación mucho más acorde con la festividad del nacimiento de María. Tradicionalmente la fiesta comienza el 7 de septiembre con fuegos artificiales, es la llamada “Noche de los Fuegos”.
La ermita datan de 1633, en la Historia de la ciudad de Mérida, de Bernabé Moreno de Vargas. Es probable que en esta época solo constase de un pequeño oratorio correspondiente al actual presbiterio del templo, donde se venerase a una imagen de la Virgen que seguramente no se corresponda con la actual, que es del siglo XVIII. La ermita se ubicaba fuera del recinto urbano y el concejo nombraba cada año un mayordomo para que administrase el culto y las limosnas.
La construcción es de una sola nave cubierta de bóveda, presbiterio con cúpula semiesférica y linterna, sacristía y el elemento que la diferencia del resto de ermitas de la localidad y que le da el toque característico: el atrio de entrada al templo.
El aspecto actual de su interior se corresponde con sucesivas reformas que se fueron dando a lo largo de todo el siglo XX. Entre ellas hay que destacar la azulejería y el enlosado de mármol, que se realizaron en 1909 gracias a las donaciones de Dª. Coronada y Dª María Cabeza de Vaca y Gutiérrez de Salamanca, pertenecientes a una de las familias más preeminentes de la localidad. El retablo se realizó en los años 50, en estilo neobarroco, con la Virgen de la Soledad en el centro, flanqueada por las imágenes de San Antonio a la izquierda (procedente de la capilla de la casona de los Gutiérrez de Salamanca) y San Francisco a la derecha, flanqueados ambos por columnas sogueadas doradas. Sobre la hornacina que alberga la imagen de la Virgen se sitúa un medallón con el corazón y los siete puñales, representando los Siete Dolores de María, de los cuales la “Soledad de la Virgen” es el último.
La imagen, de candelero, representa a la Virgen con la cabeza ladeada por el dolor y las manos cruzadas, que tradicionalmente cogían el sudario de Cristo, pero ahora llevan un rosario. Es el momento exacto en el que Jesús acaba de morir, por lo que María queda sola en el mundo. Sale en procesión dos veces el Viernes Santo, siempre acompañando a Cristo muerto. La madrugada del Jueves al Viernes Santo acompaña al Señor de los Reyes, un crucificado del siglo XVII, en completo silencio, hasta la parroquia. Ese mismo Viernes por la tarde procesiona con el Santo Entierro, cortejo al que acuden las autoridades de la localidad.
En las dos hornacinas laterales podemos contemplar otras dos imágenes. A la izquierda está San Blas, que vino a sustituir a otra imagen más pequeña que se custodia actualmente en la capilla del Convento de Nuestra Señora de los Remedios de la localidad. San Blas es el protector de las enfermedades de garganta, por lo que cada 3 de febrero se siguen repartiendo gargantillas bendecidas en la ermita. En la hornacina de la derecha se sitúa Nuestra Señora de la Natividad, una imagen valenciana que vino a sustituir a mediados del siglo XX a otra anterior. Representa a la Virgen Niña, por eso está con el pelo suelto y suele vestir colores claros como el rosa o el blanco.
Como curiosidad, la ermita solo se ha cerrado en dos ocasiones. La primera durante las primeras semanas de la Guerra Civil, en 1936. La segunda vez fue durante el confinamiento de 2020, por la epidemia de Covid-19, cerrada unos días antes de que se decretase el estado de alarma.
La Virgen de la Soledad, es una imagen dolorosa de candelero, ataviada de luto, que representa el momento en el que María queda sola tras la muerte de Cristo. Es la patrona de Aceuchal y la imagen más venerada, habiendo sido nombrada Alcaldesa Perpetua de la villa.También alberga la imagen de Nuestra Señora de la Natividad, traída de Valencia y que representa a la Virgen Niña y las de San Blas, San Francisco y San Antonio. La devoción que profesan los piporros queda reflejada fielmente en el himno a la Virgen de la Soledad: Ante tu ermita más blanca. que la más blanca paloma, nuestras penas exponemos, remédialas tú, Señora
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