Las islas Columbretes reciben su nombre, de la impresión de los primeros navegantes, griegos y latinos, que las incluyen a sus cartas con el nombre de Ophiusa o Colubraria, debido a la abundancia de serpientes que allí encontraron. Visitadas únicamente por pescadores, contrabandistas y piratas hasta principios del siglo XIX, la colonización del archipiélago se produce a mediados del siglo XIX con la construcción del faro de la isla (1856-1860).
Las Columbretes constituyen un pequeño archipiélago, restos de la parte emergida de algunos volcanes. Se presentan como uno de los pequeños espacios insulares de mayor interés ecológico del Mediterráneo. Están formadas por una serie de islotes y escollos situados a 30 millas de la costa de Castelló, unos 56 Km., y reunidos en 4 grupos, a los cuales les da nombre la mayor de cada una de sus islas: l'Illa Grossa, que es la única habitada, la Ferrera, la Foradada y el Carallot. Asentadas sobre un fondo situado a unos 80 metros de profundidad, las Columbretes representan el mejor ejemplo de vulcanismo de nuestra tierra. Destaca l'Illa Grossa, formada por diversos cráteres encadenados, y el Carallot, que, con sus 32 metros de altura sobre el mar, es el testimonio geológico de los restos de la chimenea central de un volcán. La Reserva Marina que rodea el archipiélago actualmente tiene una superficie de 5.543 ha.
El Volcanismo Cuaternario de las Islas Columbretes.
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Archipiélago de origen volcánico constituido por cuatro grupos de islas que constituyen la parte emergida del Campo Volcánico de las Columbretes, una alineación volcánica submarina en dirección norte-sur situada cerca del margen de la plataforma siliciclástica del delta del Ebro, en el Surco de Valencia. El campo volcánico se inició en el Mioceno, aunque el volcanismo emergente es fundamentalmente Cuaternario (1 a 0,3 Ma en la Isla Grossa). Predominan basanitas y fonolitas de geoquímica alcalina, y abundan las estructuras y texturas volcánicas indicadoras de variable diferenciación magmática, arrastre de fragmentos del encajante (enclaves), y erupciones hidromagmáticas submarinas (tobas, brechas, escorias, bombas, cenizas, etc.). Se observa la actividad de procesos geológicos marinos y costeros activos y sus resultados, con buenos ejemplos de la dinámica de erosión y sedimentación en estos ambientes. La abundante geodiversidad condiciona una exuberante biodiversidad, todo ello protegido bajo diferentes figuras legales. La afluencia turística está condicionada por la dificultad de acceso. Es un buen ejemplo, singular y representativo, del vulcanismo Cuaternario alcalino del Mediterráneo occidental, con desarrollo de varias fases de erupciones submarinas e hidromagmáticas explosivas. Sin actividad reciente.
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