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subiendo volcanes / Seguridad en volcanes // Volcano Safety | Jordi Maqueda
La finalidad última de los que visitamos y por tanto vamos conociendo un poquito mejor a los volcanes, a medida que adquirimos más conocimiento, y somos cocientes de lo que son y representan éstos colosos es, además de hablar de sus maravillas, también informar, alertar y prevenir a cerca de sus riesgos, sin que ello devenga finalmente en prohibiciones que deriven en coartar la libertad de las personas. Pero hemos de ser realistas: los volcanes a día de hoy se cobran muchas vidas innecesariamente ¿la razón? en mi opinión y en gran medida pienso que se debe a las redes sociales, subir volcanes, algunos de ellos ((activos)), se ha convertido en una actividad “desafiante para muchos” bastante común en lugares donde los volcanes están cerca de tu casa; una actividad que en este caso expone al individuo a un riesgo muchas veces obviado, y en otras casi siempre mal gestionado, bien por desconocimiento o por cualquier otra causa. Hemos de recordar que al contrario que en una montaña, donde los accidentes son mayormente por errores, deficiencia del equipo o falta de preparación del montañista; en un volcán, además de que se puede dar cualquiera causa de las anteriores, hemos de añadir que el volcán está vivo y tiene sus propias características, particularidades éstas que lo hacen mucho más peligro que cualquier montaña frente al inexperto. Es por todo ello que esta línea de escritos pretende, mediante la información recogida: textos, ejemplos y casos concretos, advertir de esos peligros, y de la necesidad de saber gestionar el Riesgo cuando estamos sobre Volcanes, o más concretamente sobre Volcanes Activos. Pero en particular, quisiera mandar una aviso importante, y recomendar encarecidamente no entrar nunca: jamás, en ninguna de las zonas de Alto Riesgo y Riesgo Extremo de un volcán activo.
Fuimos a Stromboli como parte de nuestros viajes por las islas volcánicas que nos habían atraído durante muchos años (Islandia, Canarias, Santorini). Una amiga, que había estado allí en un viaje organizado por un grupo de jóvenes, nos había contado sobre su fantástica experiencia, pasar una noche en un vivac en la cresta del cráter, observando la espectacular actividad del volcán.
Llegamos el 23 de julio de 1986 e inmediatamente nos enamoramos de la pequeña isla de estrechas calles cubiertas de buganvillas. Nos alojamos en un hotelito muy bonito, donde nos dieron toda la información sobre el itinerario de ascenso, las características de la ruta, los horarios recomendados, etc. Decidimos realizar el ascenso al amanecer del día siguiente. Por la noche, por recomendación de los lugareños, tomamos un bote para ver la Sciara del fuoco desde el mar, pero en el par de horas que pasamos en el bote pequeño no vimos señales de actividad del volcán.
El día 24 comenzamos nuestra excursión un poco después de las 7:00 am, después de haber desayunado en la terraza con vista al mar. El día fue magnífico, con un cielo azul intenso y ni una nube a la vista. El ascenso fue duro y el calor duro, pero no presentaron mayores problemas. Los recuerdos de la escalada son lo que lleva mucho tiempo. En primer lugar, no poder apartar los ojos de las espectaculares flores de Alcaparras, destellos blancos entre las rocas negras; en segundo lugar, estar dominados por las magníficas vistas panorámicas que se abrían sobre el mar y la tierra a medida que nos acercábamos cada vez más a la inquietante presencia del ojo del volcán.
Llegamos a la cumbre un poco antes de las 11 en punto. Allí pasamos más de una hora observando el cráter y las pequeñas explosiones que ocurrían aproximadamente cada 10 minutos. Una pareja, que había llegado después de nosotros, decidió seguir caminando por la cresta que descendía al cráter, marcada aquí y allá con rudimentarias construcciones rocosas que protegen a las personas que acampaban en el vivac, y llegaban hasta el borde del cráter. . También estábamos ansiosos por estar allí. La oportunidad de ver el interior del cráter parecía una lástima desperdiciar. La noción de peligro no se presentó. Nadie había mencionado tal cosa. Ciertamente, aquí arriba las explosiones produjeron un ruido aterrador, pero nada más, ninguna de las explosiones que habíamos visto u oído desde el día anterior parecía una amenaza real. Bajamos.
A las 12.30 Stromboli dio una espantosa explosión. La ceniza ennegreció el cielo y numerosas bombas volcánicas enormes fueron lanzadas al aire. Uno de los cuales cayó sobre la cabeza de Albert, mientras éste huía corriendo, matándolo en el acto. Está enterrado en el pequeño cementerio blanco de Stromboli, en medio del mar que tanto amaba.
Como he dicho resulta un texto bastante esclarecedor. Nunca sabremos que paso por la cabeza de Albert en aquellos momentos, pero hay algo que parece quedar muy claro en las palabras de Teresa cuando dice: “La noción de peligro no se presentó. Nadie había mencionado tal cosa”. La noción de peligro no se presento: no solo no se presentó, sino la idea de éste se desvaneció por completo, aquel día hermoso, claro y soleado, cuando ambos vieron a aquella pareja descender a los cráteres ((“Allí pasamos más de una hora observando el cráter y las pequeñas explosiones que ocurrían aproximadamente cada 10 minutos. Una pareja, que había llegado después de nosotros, decidió seguir caminando por la cresta que descendía al cráter, marcada aquí y allá con rudimentarias construcciones rocosas…)) De entrada, leemos que llegaron a las 11 a la cumbre, y a las doce y media se dio la explosión: permanecer una hora o más respirando “esmog” volcánico no es aconsejable (hoy los carteles avisan del peligro que supone a la salud) pero también sorprende que hubiese gente que acampase allí toda la noche, en vivac tiendas de campaña, algo que hoy sería inaceptable, y no solo por los gases (este caso lo he visto en el Telica (Nicaragua) también. Pero, y volviendo a la pareja de Albert y Teresa. generalmente si vemos a alguien hacer algo —como habían visto ellos hacer a los otros turistas momentos antes, dirigiéndose a los cráteres— nuestra mente nos dirá, ante la duda, que podemos hacerlo también y, si esto es con aire desenfadado (ingenuo yo diría en aquella ocasión) incluso nos animaremos nosotros y daremos por hecho que no existe peligro. Pongamos, por ejemplo, que estamos parados en un paso en el que dudamos seguir, y entonces vemos pasar al guía, o cualquier otra persona por nuestro lado y seguir adelante: nuestras dudas se desvanecerán al ver a otros hacerlo sin dudar, y seguiremos, incluso sin tener claro si es del todo seguro, daremos por hecho que lo es (es por esto, de la importancia de tener las cosas claras: los riesgos y peligros, así como el ejemplo que demos a los demás al efectuar una acción)
Luego teresa también nos dice que no le habían mencionado, advertido, sobre tal cosa (el peligro): a día de hoy, por suerte, esto ya no ocurre (se informa del peligro /
hay advertencias, en el caso del Stromboli) y gracias a los guías de Stromboli,
las personas que acceden a la Sciara Del Fuoco están al tanto de estos peligros, y en base a la información que reciben, la localización y experiencia
de los guías, además del monitoreo del volcán se consigue Mitigar en gran medida
el riesgo, pero recordemos… un volcán te
puede sorprender en cualquier momento con una erupción de intensidad mayor a la
esperada, y confiarse es el mayor error que podemos cometer en un volcán. Pero lo más
importante ((Nadie)) Nadie había mencionado tal cosa, refiriéndose al “el peligro” y es aquí donde
recae en nuestra propia responsabilidad informarnos acerca del volcán: riesgos
y particularidades de éste, pues cuando se trata de nuestra seguridad, de nuestra vida, todo información actualizada es poco... y aunque Teresa nos dice que habían estado ((observando el cráter y las pequeñas
explosiones que ocurrían aproximadamente cada 10 minutos))lo cierto es que “Las
explosiones de fuego y lava en Stromboli se repiten rítmicamente, cada 20
minutos “aproximadamente” y no cada diez como menciona Teresa (eso es información crítica); luego, como prólogo a
cada erupción se oye un potente rugido, el suelo tiembla y finalmente surgen
los fogonazos / este es un proceso bien
reconocido por guías y cualquiera que conozca mínimamente el volcán; dando asi una
ventana de posibilidad, que yo no a consejo para acercarse más al cráter (pues el volcán puede sorprendernos
sin previo aviso) / pero nada nos lleva a pensar que la erupción que acabo con
la vida de Albert fuese de un tamaño desproporcionado, fuera de rango (hemos de
entender que no todas las explosiones dentro del ciclo de 20 minutos van a ser
iguales, pero sí van a estar dentro de un rango mayor/menor… fuera de éste rango
sería por ejemplo la erupción de 2020, mucho mayor, y con consecuencias también
fatales. Pero recordemos (y esto tiene que ver con la distancia de seguridad) que son muchos vulcanólogos los que incluso desaconsejan mantener
la población en el pueblo de Stromboli (Italia) o, por poner otro ejemplo: Hilo
(hawaii), lo que nos viene a decir que no solo ya han habido erupciones en el pasado que han puesto en
peligro estas poblaciones, sino que posiblemente, muy posiblemente, habrán en el
futuro grandes erupciones que, quien sabe, pero incluso alguna de ellas en algún
momento pueda devastar esa parte de la isla. Por lo tanto, tenga todo esto
presente antes de viajar no solo a Stromboli, sino a cualquier volcan activo.
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