EL CURIOSO CASO DEL VOLCÁN EMPÉDOCLES / Jordi Maqueda

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A lo largo de la historia, las tensiones diplomáticas, e incluso conflictos bélicos venidos por la disputa de la soberanía de islas o pequeños islotes deshabitados han sido bastante habituales. El reciente caso entre China, Japón y Taiwán por las islas Senkaku o el protagonizado por España y Marruecos por el peñón de Perejil son algunos ejemplos. Sin embargo, lo atípico es una confrontación por una isla cuya existencia no se prolongó más de seis meses. En 1831 Gran Bretaña, Francia y Dos Sicilias (entonces reino independiente, y hoy parte de Italia) pugnaron por el dominio de una pequeña porción de tierra, que emergió de las aguas tras una erupción volcánica submarina.


Isla de Ferdinandea 1831 (grabado de la época)

Concretamente todo empezó allá en julio de 1831cuando unos pescadores que faenaban al suroeste de Sicilia observaron cómo se elevaba una columna de humo mientras el agua hervía y los peces cercanos morían víctimas de los vapores expulsados por la erupción subacuática. La fuerza en las profundidades provocó continuos seísmos hasta que un pequeño montículo emergió a la superficie. La lava que el volcán expulsaba fue ampliando el tamaño de la isla, que llegó a alcanzar unas dimensiones de 300 metros de largo, 60 metros de altura y un perímetro de casi un kilómetro. Cuando apenas se había enfriado la isla surgida del mar, el profesor en geología de la Universidad de Berlín Karl Hoffman que se encontraba de visita en Sicilia, fue el primer ser humano en desembarcar en la recién aparecida ínsula.

Sin embargo, Gran Bretaña que en aquel momento controlaba la isla de Malta y era potencia naval, no iba a desaprovechar su oportunidad de tomar lo no era suyo, siendo la primera nación que reivindicó su fuerza colonizadora sobre la isla, a través del capitán ingles Humphrey Fleming Senhouse y quien plantó la bandera británica y la bautizó como Graham Island (Isla Graham). Pero poco después, el 17 de agosto, un barco del rey Fernando II de las Dos Sicilias (reino compuesto por la unión de Nápoles y Sicilia, y bajo soberanía de la Casa de Borbón española) llegaba a la isla, quitaba la bandera británica que allí se encontraba y plantaba la suya, cambiándole el nombre por Isla Ferdinandea. Pero no quedaría así y El 29 de septiembre, una misión científica francesa plantaba su bandera y la bautizaba con el nombre de Île Julia (Isla Julia).

Ferdinandea en un grabado inglés de 1831

Ninguno de los contendientes parecía dispuesto a dar su brazo a torcer, pues cualquier isla en el Mediterráneo era entonces una posición estratégica, y la guerra asomaba en el horizonte. Sin embargo, la naturaleza, de nuevo, fue la encargada de poner paz al sumergir de nuevo el islote. Y es que una vez concluida la erupción, los marineros pudieron comprobar cómo sus dimensiones menguaban. A finales de septiembre apenas era un montículo y en diciembre no había rastro de su efímera existencia. pues la lava que escupió el volcán estaba compuesta por material fácilmente erosionable, esto junto a la acción erosiva de las olas hicieron que la isla desapareciese el 17 de diciembre de 1831 apenas cinco meses después de su aparición. Pero lo cierto es que mientras existió, la isla recibió la visita de numerosos y notables científicos de diferentes países. También recibió la visita de Walter Scott, que inspiró a varios escritores, entre ellos a James Fenimore Cooper “El Cráter”, Alejandro Dumos “Le Spéronare” o Julio Verne “Las grandiosas aventuras del maestro Antifer”, “El Canciller” y “Los Hijos del Capitán Grant”.

Investigaciones posteriores han demostrado que la isla fantasma es realmente un gran volcán submarino, mayor que el Etna, y denominado Empédocles, un gran volcán submarino situado a 30 km al sur de la isla de Sicilia y cuyo pico se encuentra a pocos metros de la superficie del mar., las erupciones lo elevaron por encima del nivel del mar varias veces antes que la erosión lo sumergiera de nuevo. Su nombre se debe al famoso filósofo griego Empédocles, uno de los fundadores de la doctrina de los cuatro elementos, que fueron la base de todo lo que existía en el Universo y del que cuenta la leyenda que murió arrojándose al volcán Etna. Pero Empedocles es ciertamente un volcán con leyenda habiéndose registrado actividad volcánica varias veces a lo largo de la historia. La primera aparición documentada de una erupción del Empédocles, convirtiéndose en una isla momentáneamente, se remonta a la Primera Guerra Púnica producida durante el siglo III a.C. Y lo más interesante, es que Los vulcanólogos no descartan que debido a la actividad sísmica de la zona la isla fantasma pueda volver a emerger. De hecho, según la última medición en 2006 se encuentra a unos seis metros de profundidad.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología italiano, la estructura volcánica es de alrededor de 400 metros de altura, con una base 30 km de largo y 25 km de ancho. Está Ubicado en Campi Flegrei del Mar di Sicilia (Campos Flegreos del Estrecho de Sicilia ), un campo de volcanes submarinos que Incluye el respiradero de ferdinandea,. Hubo un leve malestar sísmico en Ferdinandea en 2000 - 2002. En su punto más alto, Campi Flegrei llega a 8 metros (26 pies) por debajo del nivel del mar.


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