Skoura está al lado de la carretera que une Ouarzazate con Er-Rachidía. Muchos viajeros utilizan Ouarzazate como punto de partida para explorar el Valle del Dadès. Se encuentra en medio de la conocida como Ruta de las Mil Kashbas, que une Ouarzazate y Tinehrir, una de las más populares entre los viajeros que afrontan Marruecos con espíritu de aventura. Cada año, cientos de 4×4 recorren este camino jalonado de antiguas fortalezas para hacerse una idea de cómo era la vida en Marruecos hace tres o cuatro siglos.
No está del todo claro y hay que fiarse de la tradición oral, pero parece que el asentamiento de Skoura comenzó a formarse en el siglo XVII, cuando el sultán Mulay Ismail ordenó construir varias fortalezas en la zona para asegurarla frente a incursiones enemigas.
En Skoura donde se encuentra el mayor oasis del Valle del Dadès, a los pies de las Montañas del Atlas: una gigantesca arboleda en medio del desierto con más de 70.000 palmeras, olivos, higueras, almendrales y granados y donde disfrutamos de una excelente puesta de sol: la penúltima del año.
El Oasis de Skoura es toda una experiencia: tranquila y placentera. Es el lugar ideal para aquellos que gustan del “silencio” y caminar sin ningún objetivo, Skoura se merece pasear a ese otro ritmo: a ritmo marroquí, si se quiere llamar así.
Skoura era antaño la parada de descanso para las antiguas caravanas que atravesaban el desierto del Sáhara, después de dos meses y medio de travesía. Un camino con sombra que aplacaba el intenso, donde el verde es el color por excelencia y el dátil el sustento de las familias a diferencia del oro de las antiguas caravanas.
Una de las Kasbahs que hay que visitar, es la Kasbah de Amridil, sin duda, una de las más bonitas y mejor conservadas, data del siglo XVII, y se puede visitar de manera libre o bien con un guía.
Las Kahbahs y los palmerales de Skoura están protegidos por la Unesco, declarando los oasis, Reserva de la Biosfera, cuyo patrimonio, todos nos tenemos que sentir obligados a conservar, preservando y cuidando, los vestigios de tiempos y protegiendo los palmerales.
La amenaza más grande de esta región es la pobreza, sin lugar a duda, es la epidemia más preocupante en estos momentos, mucho más que la enfermedad de Bayoud, el peligroso hongo que pasa de palmera a palmera, ya que muchas familias deciden vender ilegalmente las palmeras para poder alimentar a sus familias.
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