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Imlil es un pequeño pueblo del Alto Atlas de Marruecos. Se encuentra a 1.800 metros sobre el nivel del mar. Un retrato de Imlil y los problemas y perspectivas de las poblaciones montañosas de Marruecos apareció en 1984 en el libro de James A. Miller llamado Imlil y publicado por Westview Press. Es la puerta y base para ascender el Monte Jebel Toubkal, ya que se encuentra al final de la carretera asfaltada, y es un lugar natural para contratar guías de montaña y mulas para porteo
Pueblo de Imill / Alto- Atlas (Marruecos)
Imlil es un pequeño pueblo del Alto Atlas de Marruecos. Se encuentra a 1.800 metros sobre el nivel del mar. Un retrato de Imlil y los problemas y perspectivas de las poblaciones montañosas de Marruecos apareció en 1984 en el libro de James A. Miller llamado Imlil y publicado por Westview Press. Es la puerta y base para ascender el Monte Jebel Toubkal, ya que se encuentra al final de la carretera asfaltada, y es un lugar natural para contratar guías de montaña y mulas para porteo
Pueblo de Imill / Alto- Atlas (Marruecos) |
Llegamos a Imill por la mañana tras pasar la noche previa en Marrakech, tal y como estaba previsto (1 hora en microbus desde Marrakech). Serían poco más de las diez de la mañana, cuando tras bajarnos del furgón y coger nuestros pertrechos, comenzamos el ascenso al refugio remontando el camino que nos llevo hasta Aremd a casi 2.000m (el pueblo más elevado del Valle de Imlil). Continuaremos por un sendero bien marcado y digamos que “bastante transitado” a través del cauce del río Isougouanne. Sé que es volver siempre a lo mismo pero, no puedo evitar comentarlo: “Mucha gente, demasiada para mi gusto” y, eso que estábamos a 5 días para fin de año y acababa de ocurrir un atentado islamista en la zona. En fin, anduvimos por aquel camino estrecho y empinado atestado por una procesión de gente y mulas, acarreando cuando no niños, personas adultas. La verdad: No es precisamente lo que el viajero tiene en mente cuando se plantea un viaje y a las montañas marroquíes. Pero, luego y si lo piensas mas tranquilo, ir a la montaña en España ―un fin de semana cualquiera― puede ser incluso... peor. Es lo que tienen las modas: y "hoy en día, la montaña es moda".
Imagen del Imill- desde el sendero al Toubqal/ Foto: Jordi Maqueda |
Por suerte, la muchedumbre con los kilómetros fue pasando a un segundo plano, en la justa medida en que el cansancio comenzaba a aparecer. Mientras tanto, yo no dejaba de sorprenderme con aquellas montañas, por su particular estructura geológica: del Toubqal y de todo el atlas (claro está), compuesto de una roca particularmente oscura ―también volcánica― resultado de grandes erupciones volcánicas en el pasado, y que con el tiempo han dado a este macizo su forma y aspecto actual.
Santuario o Morabito sufí de Sidi Chamharouch: Cuenta la leyenda que Sidi Chamharouch es un rey de los djinn (genios), lo que podría ayudar a explicar por qué no hay ningún cuerpo en su mausoleo (abierto solo para musulmanes).La aldea de Sidi Chamharouch, que es uno de esos lugares bendecidos que no se encuentran en Trip Advisor. Se encuentra a una altitud de 2350 metros y se llega por una subida dura y potencialmente peligrosa dos horas desde Imill, por un camino rocoso. El acceso es imposible para vehículos y las mulas que se ven en algunas fotos portean suministros al lugar, y más arriba de Sidi Chamharouch, donde se encuentra Jebel Toubkal, con casi 4200m es la montaña más alta del norte de África.
Sobre el medio día llegamos al "Marabout de Sidi Chamharouch" lugar de descanso donde comimos, a medio camino de los refugios del Toubkal, para recuperar fuerzas. El Morabito de Sidi Chamharouch está formado por un pequeño grupo de casas convertidas en pequeños cafés, tiendas de minerales y productos tradicionales. Una gran roca pintada de blanco señala la gruta en la que pernoctó Sidi Chamharouch. Allí hay una fuente sagrada. Para llegar hay que cruzar un pequeño puente sobre el río Mizane. Es un lugar reservado sólo a los musulmanes.
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No recuerdo bien la hora que sería cuando retomamos la marcha: quedaban todavía algunas horas para llegar al refugio, al que arribamos con las últimas luces del día. El cambio de temperatura fue notable, y apareció el hielo ya de forma permanente, los últimos tramos del camino hasta el refugio: no solo se ponía el sol, también pasábamos de los 3000m de altura. Nos tuvimos que calzar los crampones, guantes y hasta el gorro.
Anocheciendo ya próximos al refugio |
Una vez en el refugio nos dieron de cenar, y nos acostamos esperando el amanecer, momento en el que emprenderíamos de nuevo la marcha.
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