La erupción del Volcán de la Mancha - quiero llamarlo así- en la Palma, y todo este interés repentino en los medios por los volcanes, me trajo a la memoria algunos momentos y recuerdos de cuando en mí despertaba esta pasión por los volcanes que tengo; y de entre todos esos recuerdos - y como no podría ser de otro modo- me vinieron a la memoria Maurice y Katia Krafft - también quizá, porque hace justo 30 años de su trájica muerte-. Si, Maurice y Katia: aquellos dos franceses "locos"(aunque no mucho más que yo) que sorprendieron al mundo, con impresionantes imágenes de volcanes que te dejaban con la boca abierta, y que se hicieron conocidos mundial-mente por desafiar a éstos, filmandolos a tan solo unos centímetros de distancia de la lava.
Ellos, ellos fueron pioneros al fotografiar y filmar volcanes de forma tan singular, atrevida, valiente y desafiante y, a menudo, ellos eran siempre los primeros que llegaban tras la alerta de una nueva erupcion al volcán activo en concreto. Su trabajo les significó respeto y.. cómo no, tambien la envidia de muchos de sus colegas. Durante 25 años sorprendieron al mundo -y a mí- con aquellas espectaculares imágenes de ríos de lava y apocalípticos paisajes, que por momentos te hacían pensar que estos tipos estaban viviendo en otro planeta.
En gran medida les debo mi pasión por los volcanes; pero, más importante es, que gracias a ellos y a su trabajo se ayudó a crear conciencia de los volcanes y los peligros de éstos e, igualmente, ayudaron a diversas autoridades y comunidades locales a crear planes de prevención y de educación de la población, frente a los riesgos de volcanes y erupciones.
Lamentablemente, un 3 de junio de 1991 fallecieron de forma instantánea, a causa de la embestida de un flujo piroclástico en el monte Unzen -Japón- donde, además de ellos, también murieron otras 41 personas. Precisamente, aquel mortal flujo de piroplastos está registrado en un escalofriante vídeo en que se ve la avalancha de gases calientes, descendiendo a más de 160 km/h con una temperatura de más de 400 grados Celsius.
“Nunca tengo miedo, porque he visto tantas erupciones en 23 años que aunque mañana muriera, no me importaría”,- dijo Maurice justo el día antes de su muerte-.
A Maurice y Katia Hay que agradecerles su gran aportación al estudio de los volcanes; también ayudaron a que el Gobierno reconociera más su trabajo y el de sus compañeros de profesión. Previnieron muchas posibles desgracias en múltiples poblaciones. Pero por encima de todo hay que agradecerles el legado fotográfico y filmográfico que nos han dejado y que permanecerá para siempre.
El documental “Hacia el Infierno” del afamado director y realizador Werner Herzog, muestra una impresionante secuencia del arriesgado trabajo de estos dos vulcanólogos que nunca dudaron en desafiar la fuerza de la naturaleza.
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