Llevamos cuatro días de confinamiento, recluidos en nuestras casas, saliendo a la calle únicamente para lo imprescindible. Yo he esperado unos días antes de publicar en el blog, y así tener una idea más de conjunto y no escribir a boleo de los acontecimientos, que nunca es una buena idea. Lo cierto es, que ni el peor de los casos, muchos ciudadanos podíamos esperar el escenario actual ―de Alarma y Pandemia mundial― en el que se están desarrollando los acontecimientos; ni como consecuencia de ello, la situación de angustia e inseguridad en la que nos estamos viendo inmersos. A lo sumo, mirábamos sorprendidos, asombrados, las medidas que se tomaban con la población en Wuhan (China), a nuestro entender casi medievales, cazando la policía a los ciudadanos con una especie de caza-mariposas, y nos compadecíamos de esos pobres ciudadanos, obligados a permanecer en sus casas empujados ―encerrados o más bien emparedados― por las fuerzas de orden público del aquel país.
Sin embargo, pronto comprobamos, no sin asombro que el escenario de acontecimientos cambiaba, dejando de ser un problema local, en China, trasladándose primero a Corea e e inmediatamente después a Italia de una forma sorprendentemente rápida; para finalmente alcanzar afectando a España, seguida de otros muchos países en Europa, y poco después el resto del mundo, pasando a ser un problema de Pandemia Global: el problema que hoy nos ocupa y preocupa a todos. Y la culpa, por supuesto, no es de nadie. La culpa es de un virus: un ser oportunista pequeño, tan pequeño que es imposible saber que está ahí, a la espera, preparándose, oculto y cambiando a veces incluso en el interior de otro animal, hasta que una mutación fortuita, o no tan fortuita, y el momento oportuno y apropiado hacen posible el salto entre especies o (Zoonosis) en este caso: a nuestra especie. Aunque, quizá eso de “sin saber que está ahí” no sea del todo cierto en esta precisa ocasión, como explicaré a continuación.
No, no es la primera vez que ocurre en nuestra historia reciente que un virus muta ―y más concretamente un coronavirus― infectando a personas. En 2003 como recordareis, se declaró la primera epidemia de SARS en china. Los primeros casos de “neumonía atípica” aparecieron en la provincia china de Guangdong allá por noviembre de 2002. Pero fue el 1 de febrero de 2003 ―cuatro meses después― cuando las autoridades del País informaron a la Organización Mundial de la Salud de un extraño brote de infección respiratoria, desconocida hasta entonces, con más de 300 casos y cinco muertos. Luego ―mes y medio más tarde― el 12 de marzo de 2003, la Organización mundial de la Salud emitía por primera vez una alerta global por una enfermedad nueva y desconocida hasta entonces: el síndrome agudo respiratorio y severo (SARS) al que ya podemos llamar (SARS-CoV-1).
Entonces, la colaboración internacional entre laboratorios a nivel mundial permitió en muy poco tiempo identificar al patógeno de la nueva neumonía, que acabo con la vida de más de 700 personas. Se trataba, al igual que ahora, de un “coronavirus” que podría haber dado el salto de animales a humanos en algún lugar de China a finales de 2002. Es cierto que el (SARS-CoV-1) atravesó entonces las barreras entre especies, pero por suerte para todos, probablemente el virus no tuvo en aquel momento una capacidad de adaptación total en humanos, lo que sin duda, lo hubiese convertido en un patógeno más letal y peligroso". Esto, sumado a que la transmisión de la infección se daba cuando los enfermos mostraban síntomas (a diferencia, por ejemplo de la gripe que comienza a contagiarse antes de que aparezcan los primeros signos) ayudó a controlar la situación en pocos meses. A partir del verano de 2003 la OMS dejó de emitir informes diarios sobre nuevos casos, y desde finales de primavera de 2004 no se volvieron a registrar infecciones. Sin embargo, ningún especialista entonces, pasada la emergencia, ni algunos años después en congresos, artículos o conferencias se atrevieron a descartar por completo que el SARS pudiese reaparecer en algún momento del futuro, y en este sentido se pronunció el Dr. Tomás Pumarola i suñe, entonces portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología, y hoy miembro del Consell Assessor de Salut Pública, Departament de Salut, Generalitat de Catalunya, que advertía al ser preguntado al respecto del (SARS-CoV-1) lo siguiente, allá por 2010: "El virus sigue presente en el reservorio animal”, añadiendo que “si hubiera una circulación del virus en humanos, aunque sólo fuese esporádica, se detectaría inmediatamente" ―señaló.
En 2003, si bien en todo el mundo se infectaron más de 8.000 personas ―relevante, pero no alarmante―, Europa permaneció relativamente al margen del contagio (fuertemente localizado en Asia, Canadá y, en menor medida, EEUU), con apenas treinta casos diagnosticados. En España únicamente se dio un caso posible, que cumplía los criterios epidemiológicos, si bien no presentó rastro alguno del coronavirus en las muestras analizadas. Lo que nos lleva a concluir: que cuando algo no te golpea de frente, o no golpea fuerte a la sociedad se le ignora: un error muy grave como ya estamos viendo, del que vamos a tener que aprender todos, sin excepción. Pero sigamos adelante.
Luego de aquella primera epidemia del siglo XXI, se pusieron unas nuevas bases para planes de vigilancia de enfermedades infecciosas que, ciertamente, funcionaron durante los siguientes brotes de gripe aviar H5N1 (de nuevo en Asia) y más tarde la pandemia de gripe H1N1 de 2009 a 2010. Hay que recordar que hasta 2003 los países sólo tenían obligación de notificar cuatro enfermedades: cólera, peste, fiebre amarilla y viruela". Ciertamente "La neumonía atípica permitió desarrollar un nuevo marco legal que obligaba legalmente a los 194 países miembros de la Organización Mundial de la Salud a notificar cualquier evento potencialmente peligroso y desde 2007 cualquier nueva enfermedad infecciosa detectada debería ser notificada a la OMS".
Y de algún modo todo esto surgió algún efecto, al menos en oriente, cuando la OMS tuvo conocimiento de un nuevo virus que se identifico, y de alguna manera se contuvo, llamado Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV). De nuevo un coronavirus, identificado por primera vez en el 2012 en Arabia Saudita, ―virus zoonótico, que se transmite de los animales a las personas, que afecta a aquellos que están en contacto directo o indirecto con dromedarios infectados― y causante de enfermedad respiratoria aguda grave que provoca fiebre, diarrea, tos, neumonía, dificultad respiratoria, afectación renal y una alta mortalidad, próxima al 30%. (El MERS-CoV se ha identificó en dromedarios en varios países, como Arabia Saudita, Egipto, Omán o Qatar. También se han detectaron anticuerpos específicos contra el MERS-CoV (hecho que indica que el animal ha estado infectado por el virus) en dromedarios de Oriente Medio, África y Asia Meridional. No se conocen bien los orígenes del virus pero, según se desprende del análisis de varios de sus genomas, se cree que el virus habría podido originarse en murciélagos y haberse transmitido a los camellos en algún momento de un pasado lejano) Desde 2012 hasta el 31 de enero de 2020, el número total de casos de infección por MERS-CoV confirmados mediante pruebas de laboratorio ha sido de 2519, de los cuales 866 han sido mortales. El número total de muertes incluye las muertes de las que la OMS tiene conocimiento hasta la fecha gracias al seguimiento realizado con los Estados Miembros afectados - (fuente OMS).
Sin embargo, y lejos de ser eliminado para siempre el MERS-CoV parece que vino para quedarse, y ahí no queda todo pues la OMS lo tiene en vigilancia constante, como patógeno y fuente de posibles nuevas epidemias o pandemias graves. A día de hoy el MERS-CoV sigue causando infecciones mortales, como nos muestra este estudio que he sacado hoy mismo de las páginas de la OMS, y que delata que “entre el 1 de diciembre de 2019 y el 31 de enero de 2020, el Centro Nacional de Enlace para el RSI de la Arabia Saudita notificó 19 casos más de infección por MERS-CoV, ocho de ellos mortales. Los casos se notificaron en las regiones de Asir (7 casos), Riad (6 casos), Casim (2 casos), Región Oriental (2 casos), Medina (un caso) y Yauf (un caso). En enero de 2020 se notificó un brote hospitalario en la región de Asir con un grupo de 6 casos. Tres de ellos eran trabajadores de atención sanitaria, dos pacientes y uno visitante. Uno de los casos de ese grupo falleció el 4 de febrero de 2020”. - (fuente OMS).
Dicho todo esto, sumado la advertencia del Dr. Tomás Pumarola parece que la aparición del Covid-2019, este nuevo SARS, no debería habernos cogido desprevenidos, y sin un plan concreto al respecto. Aunque lo cierto es que China, después de 2003 y como consecuencia del brote de (SARS-CoV-1) se doto de una nueva infraestructura (más moderna) de laboratorios y centros especializados de investigación análisis y comunicaciones, dirigidos a al estudio y contención eliminación de estos agentes infecciosos de los que carecía hasta el momento (digamos, que China aprendió por las malas a lidiar con epidemias). No así parece que ocurriese en Europa, donde se creyo estar al margen de Pandemias en el siglo XXI, y llegada aquella primera crisis del 2008 fue más importante fortalecer con el dinero de nuestros impuestos a los bancos privados, a costa, entre otras cosas e instituciones, de la Sanidad Pública: algo muy cuestionable entonces, y que ahora estamos pagando. Pero no creo que sea momento este de atacar o echar culpas a nadie: la historia pondrá a cada uno en su sitio. Ahora creo es el momento de aunar fuerzas. La humanidad no se ha visto en otra igual desde hace exactamente un siglo, cuando la gripe, mal llamada española, se llevo por delante a mas de 50,000,000 de personas. Aunque cabe destacar la gripe "asiática" y de "Hong Kong" que entre 1957-58 y en 1968 produjeron dos pandemias consideradas "leves" por la OMS: la gripe "asiática" entonces, fue causada por un nuevo virus de la influenza A (H2N2), y la "gripe de Hong Kong" después, tuvo origen en el virus H3N2. Se calcula que cada una de esas enfermedades fue causa de, entre 1 y hasta 4 millones de muertes en el mundo, y eran “leves”
A día de hoy 18 de marzo de 2020, a las 5.00pm son ya 205.000 los afectados y 8250 los muertos en todo el Mundo, pero nadie sabe el alcance exacto de esta Nueva Pandemia que (sin ser peor que la gripe, a desplazado a ésta, incluso en las Urgencias de hospitales, en Madrid y Barcelona - recordemos como estaban las Urgencias de los hospitales de estas ciudades el año pasado: Saturados y sin camas, con los pasillos llenos de enfermos).Tampoco sabemos si el virus se debilitará, pasará a estacional, o mutará haciéndose más letal y difícil de controlar. Ni siquiera los datos que se manejan son exactos, y todo es especular, tanto si hablamos de habitantes contagiados (posiblemente sean 4 veces más) como de la tasa de mortalidad o letalidad por edad… y mientras tanto, la gente sigue enfermando: algunos muriendo, en su mayoría los más mayores, los abuelos o personas con otras patologías, pero también personas jóvenes. Nadie puede responder a día de hoy, con certeza de como terminara esto. Pero sería interesante empezar a plantearse algunas cuestiones como ¿qué vamos a hacer después de que pase esta crisis? Y ¿Qué vamos a sacar de todo lo ocurrido? Cuál va a ser la lección aprendida… Pues, es de eso al final de lo que se trata... de aprender de todo esto. Y, sobre todo: de ver realmente qué ha pasado. Un saludo….J.Maqueda.
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