Sobre el Volcán de San salvador, 6.00 de la Mañana. Parada obligada a medio camino, para ver amanecer sobre la capital de El Salvador. Al fondo Quezaltepec (Volcán de San Vicente), y la Laguna Cráter del Ilopango. La Subida y cumbre al Cerro Picacho del volcán San Salvador comenzó de un modo comprometido, a primera hora tuvimos que cruzar territorio de bandas en las proximidades de las laderas del volcán: en silencio e intentando pasar desapercibidos. Luego la ascensión, tuvo en algunos tramos inclinaciones de terreno fuertes, con maleza enredada y tierra suelta que dificultaba el avance. Finalmente no pudimos acceder al cráter Boquerón... me quedaba para otro día.
El camino que seguimos luis y yo ya amanecido a través de un bosque denso y exuberante me sorprendió. Era de una extraordinaria belleza,
Justo cuando lleguamos a las torres de comunicaciones que ocupan la cima de Picacho, el sendero se desvió bruscamente a la derecha, lejos de la cumbre. Seguía subiendo un sendero mucho más pequeño, así que lo seguí, solo para enfrentarme a una cerca de alambre de púas en el ahora espeso bosque ... No quería volver al sendero principal, sin saber a dónde conduciría eso, así que subí la valla, lo que claramente muchos otros habían hecho antes que yo. Tenía solo 2 metros de altura, pero bastante complicado con las púas en la parte superior. Unos minutos más tarde estaba parado debajo de una alta torre de comunicaciones en la cumbre de Picacho, saludando a un trabajador de mantenimiento que evidentemente no le importaba mi presencia aquí. No había realmente ninguna vista desde aquí, y el grupo de casas de campo y torres no era exactamente un lugar pintoresco aquí. El sendero en el que me encontraba se contorneó alrededor de varios barrancos, pero no ganó mucha elevación hasta que finalmente llegó a la cresta SE de Picacho. Subiendo abruptamente a través del bosque claro, reduje significativamente la velocidad aquí ... el calor de la tarde y los esfuerzos del día me estaban afectando. Ahora estaba realmente cansado y me senté durante un largo descanso para disfrutar de las bonitas vistas de San Salvador hacia el este. Solo quedaban unos pocos cientos de metros de elevación, ¡fácil, pensé, sin saber que el punto crucial aún estaba por llegar!
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