Sobre el bósforo (Estambul: entre Europa y Asia) Una madre sostiene a su hijo entre sus brazos mientras cruzan el Bósforo foto jordi maqueda 2021 |
Sueño me parecía
entonces el mundo, e invención poética de un dios; humo coloreado ante los ojos
de un ser divinamente insatisfecho. Bien y mal, y placer y dolor, yo y tu
– humo coloreado me parecía todo eso ante ojos creadores. El creador quiso
apartar la vista de sí mismo, - entonces creó el mundo. Ebrio placer es,
para quien sufre, apartar la vista de su sufrimiento y perderse a sí mismo.
Ebrio placer y un perderse a sí mismo me pareció en otros tiempos el
mundo. Este mundo, eternamente imperfecto, imagen, e imagen imperfecta de
una contradicción eterna – un ebrio placer para un imperfecto creador: - así me
pareció en otro tiempo el mundo. Y así también yo proyecté en otro tiempo
mis ilusiones más allá del hombre, lo mismo que todos los transmundanos...
F. Nietzsche - «Así habló Zaratustra»
«Auch ich war in Arkadien geboren» escribe Schiller, al inicio de aquel poema al que tituló Resignation. Lo cierto es, que parece no ser necesario sentirse seducido por el aire cargado de esencias que desprenden sus versos, para que de inmediato advertimos —marginando el significado literal y ateniendo a lo que el poeta verdaderamente nos decía— que Schiller tenía razón. Diríase, que la sigue teniendo: «Todos nacemos en Arcadia».
Del mismo modo que les ocurriera a aquellos pastorcillos que dicen las
líricas, poblaban antaño la fértil región del Peloponeso: nacemos y crecemos
convencidos de hallarnos en un extraordinario paraíso donde alimentamos deseos
y esperanzas, imaginando, algún día trasladarlo a buen fin. Sin embargo, cuán
cruel se manifiesta a los hombres su destino que a poco de haber iniciado tan
ansiado camino —y apenas habiendo recorrido unos míseros días— comprobamos,
consternados y ante la evidencia, que debemos hacer frente a una realidad
distinta: hasta entonces desconocida y preñada de miserias, e innumerables
peligros, y que fueron representados por Guercino de aquella advertencia en
un camino (cierto y real) que atenaza con faz descarnada, presto a devorar toda
fantasía que nuestras ingenuas almas pudieran todavía albergar. Será en ese
instante, cuando intuyendo la vida ajena y desbordados ante el desconcierto que
nos envuelve y abruma, cuando recordemos, igual que los pastorcillos
paralizados frente a la siniestra osamenta, las palabras de Dante cuando apenas
iniciado su camino temeroso refería,: «.Extraviado me vi por selva
oscura; que la vía directa era perdida: ¡Ay cuanto referir es cosa dura de esta
selva agreste y fuerte, que aún conserva el pecho la pavura!» Divina
comedia; canto I.
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